(en el día de su examen de grado).
En la obra del alma, centinela
con grafías brillantes, de tu albor
en sueños se consuma una acuarela,
el fugaz recorrido de la flor.
Fuiste mi parvo brote, haz de vida
en mi edén, como luz en su color,
anhelante exhibí la bienvenida:
luna clara, cariño abrasador.
El pétalo obediente se transforma
en el fruto sabroso del destino,
aventura intrigante, muy gallarda.
Pones fin al estado con tu norma,
la destreza se viste de azulino.
Esa chispa en tus ojos salvaguarda.
(Freya)
11 de Noviembre, 2006
Pequeñeces sin enumerar
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Cuando leo las grandezas que soñé
en mi libreta de los diecisiete
e intento ahora describirlas como banderas,
en las cumbres más altas
de esos lugares pin...
Hace 3 días.
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