CRISTO CIEGO
Me abandona la luz, menguante luna,
arrastrada hacia borde de las olas,
margina mi desvelo y lloro a solas,
en una noche sin estrella alguna,
Llegó a mí cavilar un Cristo ciego,
estático perfil en la madera,
inerte la actitud, sacra y austera,
yerta la imagen, castigó mi ego.
Sin sed en la locura del amor
y en la ilusión de vivir otra vida.
Yo sigo siendo humana y en mi centro,
enclaustrada en un mítico calor,
gajos sobrantes, incierta la herida,
sostiene el alma su dique por dentro.
(Freya)
20 de Enero, 2006
Rincones de sol
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Hay rincones de sol en mi ciudad
imposibles de ver si no es contigo.
Hasta los rostros son ideas
de sombras remontando tus ojos
como un eco difícil de v...
Hace 4 meses.
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