jueves, abril 27, 2006

REFLEJOS EN UN ESPEJO CIEGO (Prosa)

¿Por qué se amarra a las faldas de mi vida, la tristeza, sin que sea mi amiga?
Ha entrado por la ventana abierta de mi alma y encontró comodidad en el sillón de mi esperanza. Echada hacia atrás me mira triturando, los esfuerzos primitivos de mi parte, para deshacerme de ella. Sin embargo, a veces es mi compañera, a la quien hablo con el pensamiento desnudo, haciéndola partícipe de mis penas, como alimento de su futura vida, inserta en mi cuerpo.
La agonía de una lágrima al borde de mis ojos, reprimida por orgullo, termina buscando su salida al mundo, por donde duele más y engulle mis pensamientos, para derivarlos a las letras. Allí sale consciente de su alumbramiento en expresión tangible, como sal, pegajosa en las mejillas mías.
De mi mente caen a los dedos, gritos hechos de silencios, para escribir un poema dándole luz a la alegría, muestra impaciente del esfuerzo, por la búsqueda de la sonrisa, para insertarme en un mudo de fantasía y vivir desde ese sueño, una realidad con la que juego. Esas fracturas en mi mente, hacen de mis ilusiones, un arco iris, donde bailo, canto, río y soy feliz, al recibir un beso en mis labios turbios de pasiones.
Visto de elegancia a la ilusión y me dejo llevar por las actitudes enriquecedoras del espíritu, porque soy yo la reina de ese cuento, engaño de felicidad, como reflejos en un espejo ciego, que terminan cuando la alborada emana la luz que despierta mi cerebro.
Mientras la bóveda está brillante de luceros, con mis ojos abiertos a los encantos del pensamiento, vibro con los instantes de mis mentiras. No existe ni el dolor de la ausencia, ni el escozor de la presencia, nada es absoluto, la relatividad es lo convencional y lo perfecto. Acomodo los sujetos en los tiempos verbales, de acuerdo al conjunto creado a mi alrededor… entonces, juego a vivir la vida, al ideal pletórico y enriquecido por la ansiedad de mi verdad, llevado a los extremos subyugantes, donde el corazón vive exaltado, las emociones de mi cuerpo.
No hay belleza más exquisita para saborear el infinito de un sueño, que el recuerdo escrito, así, cuando el infierno me sacude, sabiendo yo es la tristeza albergada en mi alma, envidiosa del escape que busco para olvidarme de ella, siempre tengo el instante, para leer aquellos momentos felices creados por la inmensidad horizontal de mis locuras.
Aún puedo, me repito día a día, aún puedo luchar contra todo aquello que se interponga entre la dicha y el deseo de llegar a la sonrisa… mientras sea capaz de soñar con los ojos abiertos.

(Freya)
7 de Abril, 2006

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