Transplantada la pasión
se me arrima oprimiendo a la garganta,
un reconcomio que divide
y sienta los afectos dilatados y ajenos,
partiendo en dos la lúcida experiencia
de la tierra que imprime la nación
que no es la mía propia,
es la impuesta por juicios y razones.
De asperezas las lágrimas encienden,
retornos
que convocan conciencias resignadas,
y me hacen juzgar
el no tener carnet de identidad,
no sentirme ni al sur de mis pasiones
ni al norte de mis sueños.
Lloran sin humedad
mis lágrimas,
en el silencio del exilio.
(Freya)
13 de Mayo, 2009
Buscando el resplandor eterno
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Tú que persigues el eterno resplandor
y transitas un suelo hostil,
no vencerás a Poe en desventura,
talento y encendido pecho.
No podrás contender con un bo...
Hace 5 días.
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