Y yo,
yo desnuda en el agua cargada de céfiros,
sujetaba mi tiempo a tu cosecha.
Bruñía el universo con su azul,
mi esencia con el mar era un motín
y del revés del horizonte
rumiaba una fogata palo y tronco,
rama y alga salina,
adjetivo absoluto de niñez.
Con nervio y cabalgata prensé mi pecho al tuyo,
desafiante, insurrecta,
en los rieles de un tren extendí mi semilla
y tus brazos abiertos vencieron equilibrios
entre listones y carriles.
Fuimos niños rebeldes en un día de Abril.
Devorando la elipsis
rígidos aros metálicos
en un vuelo rasante, rozaron nuestra piel,
como nosotros rozamos la espuma
burlando el mineral
con un grito de gozo y despedida,
semejante al te quiero que rasgó mi garganta,
un domingo de playa, un domingo contigo.
(Freya)
29 de Abril, 2010
Pregunta por seguridad
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Confieso que si busco alguna cosa inútil
indefectiblemente
doy con esos recortes de la vida,
perdidos en los intentos de clasificación ikea
de mi casa,...
Hace 2 semanas.
Freya:
ResponderBorrarUn poema carnal, de polen y ternura, roza la tarde de otoño, corazón adentro hacia la noche. Lágrima y latido en tus versos que estremecen y emocionan, como una caricia.
Un abrazo.
Gracias Juan Carlos, por la lectura que le das a mi poesía, por tu tiempo y tu compañía.
ResponderBorrarMis abrazos para ti.